A menudo me encuentro con empresarios, emprendedores, equilibristas, gladiadores o como quieras autodenominarte, que al hablar de su negocio y clientela, generalmente locales, insisten en levantar una inexpugnable frontera entre los negocios tradicionales y el mundo online.
Es cierto que, hasta hace nada, sí eran dos mundos claramente diferenciados. Y se han unido tan rápido que a muchos les ha pasado desapercibido el cambio.
A menos claro, que tus clientes estén ya muertos o hayan gastado su tarifa de datos. En esos casos, sería recomendable ir pensando en captar nuevos clientes, preferiblemente vivos, y con unas expectativas de vida y shopping, que te permitan al menos llegar a tu jubilación.
En nuestra sociedad, somos ya mayoría las personas que vivimos a caballo entre la vida real y la red.
Si no sabes llegar, lo consultas en internet. Si pierdes las llaves, buscas un cerrajero en internet. Si estás dudando entre una u otra guardería para tu hija, miras opiniones en internet.
Bricolaje, psicología, educación o evasión de impuestos… ¡¡todo esta en internet!!
No voy a seguir porque tú mismo puedes ampliar la lista. Desde lo más cotidiano a lo más extraño, todo se lo preguntamos a internet.
Nuestro amigo, que todo lo sabe, hace las veces de profesor, alquimista, asesor, bufón y confidente. Cuidado con esto último.
Si vale, todo esto esta muy bien, pero tú creías que íbamos a hablar de como impulsar las ventas de tu zapatería de toda la vida en la calle mayor.
Pues eso es precisamente de lo que estamos hablando. Porque a día de hoy los clientes de cualquier negocio, son como tú y como yo. Antes de comprar o contratar se informan, comparan y piden consejo a su fiel consejero Google. Y juntos, deciden si tu negocio es digno de su confianza.
Vale, ahora ya ves por donde voy, pero sigues pensando, que el caso de tu negocio local o tradicional es diferente. Yo te entiendo, pero si quieres entenderme tú a mí, sigue leyendo y verás que ya no hay excepciones.
Seguramente tú, como la mayoría, contratas viajes, calculas seguros o comparas características de productos a través de internet. Eso es algo que comenzamos a hacer hace ya tiempo. Inicialmente desde el ordenador de casa o la oficina, y ahora ya tirados en el sofá con el tablet. Eso, ya lo reconocemos todos como una práctica habitual para determinado tipo de productos o servicios.
El caso es que aunque hemos pasado ya al siguiente estadio evolutivo, ni siquiera nos hemos dado cuenta. Todos llevamos un teléfono ‘inteligente’ con tarifa de datos y wifi. ¿Te das cuenta del cambio que implica?
Las ‘ocurrencias’ ya no quedan a la espera del momento adecuado. Antes tenías un tiempo finito, en unos determinados momentos del día, y lo dosificabas para las compras o necesidades que realmente lo ‘merecían’.
Ahora no hay filtro de prioridad, el día tiene muchos tiempos muertos; en el transporte, tomando un café, entre cita y cita o cuando no mira tu jefe… Según te pasa por la cabeza, deslizas brevemente los dedos y tienes la respuesta.
Esa falta de premeditación y criba, ha ampliado al ámbito de internet a todos los productos o servicios del mercado. Caro o barato, importante o trivial, de consumo lento, rápido, inmediato o improvisado.
Basta con que se te pase por la cabeza una idea fugaz y la inmediatez agazapada en tu bolsillo la convierte en realidad sin demora.
El smartphone es la mutación que nos ha otorgado el poder de la inmediatez.
Tú me dirás que, si ya estoy en la calle rodeado de negocios de todo tipo, ¿porque iba a buscar en mi móvil si basta con levantar la cabeza y mirar a mi alrededor o pasear?
Pues porque una opción no elimina la otra sino que se complementan perfectamente. Porque de forma inmediata tengo un listado de los bares, tiendas, dentistas o peluquerías alrededor de mi. Y lo más impresionante y decisivo; incluye fotos, estrellas de calificación, precios y opiniones de clientes.
Así que el que no sale, está perdiendo la oportunidad de destacar frente a su competencia.
¿que tú no haces eso? Pues observa a los que son más jóvenes que tú, a los que además de ser el presente, son el futuro de tu negocio. Porque yo no soy precisamente un chaval, y sin embargo he descubierto que lo hago cuando me sacas de mi ‘zona conocida’.
Ya no hay una frontera entre offline y online, ya no hay separación entre los negocios tradicionales y los negocios en la red. Y quien no tenga presencia en internet, está reduciendo enormemente las posibilidades de su negocio.
Eso no quiere decir que quien esté en internet tenga garantizado el éxito, quiere decir que al menos te permite entrar en el juego para seguir compitiendo. Luego tendrás que convencer a los clientes para vender tu producto o servicio como toda la vida lo has hecho, con precio, con garantía, con calidad… con tu valor diferencial.
Sobrevive el que se adapta mejor y más rápido.
La mala noticia es que si no estás aún en internet ya vas tarde. La buena es que muchos de los que ya están, se ha lanzado a lo loco y sin estrategia. Así que es muy posible que aún quede un hueco para ti en tu sector, si haces las cosas con cabeza.
La solución no es para todos igual, que tengas una tienda local no quiere decir necesariamente que tengas que convertirla en un ecommerce. Y para promocionar tu negocio de reformas, no necesitas una web espectacular traducida a 13 idiomas.
Cada caso es diferente y aquí si que te vale eso de ‘mi negocio es diferente’, porque todos los tipos de clientes estamos en internet, pero estamos de diferente forma.
Si vas a dar el paso, y debes darlo, lo primero que debes tener claro son dos cosas: qué esperas conseguir y quién es tu cliente objetivo.
A partir de ahi, ya se puede planear una estrategia, para invertir el esfuerzo en donde pueda dar frutos.
¿Quieres saber cómo? Pues en el blog de Triddeo pondremos todo nuestro esfuerzo e ilusión por contártelo de la forma más clara. Para que tomes buenas decisiones debes tener buena información.
Nos vemos pronto 😉